miércoles, 25 de abril de 2012

Carreteras Secundarias de Ignacio Martínez de Pisón

A veces, entre grandes clásicos, entre monumentales novelas, entre libros de los más grandes autores, cae en tus manos algún libro desconocido, sin la pomposidad de los anteriores, y a veces sí, te atrapa y te envuelve en una maravillosa historia y una deliciosa prosa. Este es el caso de “Carreteras secundarias” de Ignacio Martínez Pisón (Zaragoza 1960), uno de los escritores con mejor presente del panorama literario español. Llegué al libro como se llega a muchos sitios en la vida, por una recomendación en algún artículo perdido en la memoria, luego a esperado su momento en la librería de casa, donde otros muchos esperan su tiempo y su lugar, y una vez llegada su fecha no ha defraudado en absoluto, es más, me regaló unos días de excelente y apasionante lectura.

Felipe es el narrador de la novela, un adolescente de 15 años al que por culpa de su desastroso padre le ha tocado vivir una vida errante, de pueblo en pueblo, sin amigos, sin madre (fallecida al poco de él nacer) y sin perro (su gran ambición). Su anómala situación le ha forjado un carácter antisocial, odia a su padre, se avergüenza de él, de su incapacidad y de su ridícula fachada de hombre triunfador, odia a las novias de sus padres, a cuál más absurda y odia a los niños de su edad, mucho más inocentes y débiles que él.

Con un lenguaje muchas veces hilarante y otras veces lleno de emoción, Felipe nos narra las desventuras de padre e hijo, tratando de ganarse la vida con negocios ruinosos o pequeños timos que les conducen a una constante huída, sin un rumbo fijo, con el único objetivo de seguir on the road, en busca de un nuevo apartamento, una nueva playa, unos nuevos vecinos, un nuevo amanecer.

La vida pone a cada uno en su sitio y poco a poco Felipe va descubriendo que tras la vergonzante caricatura en la que se ha convertido su padre habita la persona más importante en su vida y el ser humano que sería capaz de hacer cualquier cosa por él, a fin de cuentas son padre e hijo y efectivamente tiene muchas más cosas en común con él de las que en un principio creía.

Un libro que invita a reflexionar sobre los avatares que nos depara la vida y el viaje interior que todos experimentamos mientras dura nuestra particular aventura en este mundo, un libro que nos ayuda a cuestionarnos las relaciones con nuestros padres e hijos, un libro donde al final triunfan los sentimientos y te sientes reconciliado con tu gente y contigo mismo.

Aquí pues queda mi positiva recomendación, si tienes unos días de vacaciones y necesitas una novela que te absorba las horas ya sabes que “Carreteras secundarias” te está esperando en tu particular estantería.

Por Caarte.