martes, 14 de junio de 2011

La 3ª de Mahler, apoteósis máxima

Gustav Mahler (1860-1911) creía que el componer una sinfonía era una oportunidad única para crear un mundo, disponía de todos los elementos para hacer nacer un mundo sonoro pleno y total. Con esta tercera el pequeño gran hombre que era Mahler consiguió de sobra su propósito y escribió su obra mas monumental, una oda a la naturaleza, una declaración de amor a todos los elementos de la vida. Hasta ese momento se seguía el modelo clásico de Haydn de 4 movimientos (salvo alguna excepción como la Pastoral de Beethoven de 5 movimientos) y las sinfonías tenían una máxima duracion de 70-75 minutos, pues bien Mahler en esta inconmensurable obra escribe 6 movimientos con una duración de entre 90 y 100 minutos!

Gustav Mahler solía escribir siempre en verano ya que es cuando su éxitosa carrera como director de orquesta se lo permitía, solía reclutarse en una pequeña cabaña en medio de la naturaleza con vistas a un lago y allí en medio de ese idílico entorno es donde la música le brotaba a borbotones y donde la genialidad fluía.

"Mi sinfonía será algo que el mundo jamás ha escuchado. En ella, la Naturaleza misma toma voz y dice secretos tan profundos que quizá se han escuchado únicamente entre sueños, un día el mundo se dará cuenta" y es que Mahler por su condición de judío o por su caracter innovador no fué un compositor aclamado en su tiempo, ha sido en la segunda mitad del siglo XX cuando sus obras empezaron a tocarse asiduamente en los teatros de todo el mundo hasta convertirse en el sinfonista mas interpretado junto con Beethoven.

Este himno a la naturaleza comienza con el movimiento mas largo jamás escrito por Mahler, mas de media hora de magnífica música donde Gustav representa la belleza de la naturaleza y la intromisión del hombre y su caracter destructor, algunos indican que es un presagio de lo que el hombre y sus ejercitos van a hacer con el siglo XX.

El segundo movimiento "Lo que me dicen las flores de la pradera" es un pasaje bucólico en toda regla y es por ello que se puede considerar a esta tercera como la Pastoral de Mahler, movimiento muy liviano y dulce que se hace muy agradable a los oídos.

El tercer movimiento "Lo que me dicen los animales del bosque" es un movimiento que crece y donde uno puede sentir la fuerza animal en sus compases, desde la cálida inocencia de los pequeños animalitos que corretean por el bosque hasta la fuerza arrolladora de los animales más fieros.

En esta sinfonía aparte de una numerosa orquesta también intervienen un coro de mujeres, un coro de niños y una contralto que es en este cuarto movimiento donde hace acto de presencia. En "Lo que me dice la humanidad" la solista canta un poema incluído en "Asi habló Zaratrusta" de Nietzsche, el filósofo más influyente de la época. El ser humano reflexiona en voz alta sobre su presencia en este mundo tan bello y eterno, la hermosura de este movimiento es sublime, poco mas se puede añadir.

"Lo que me dicen los angeles" es el quinto movimiento y está protagonizado por los dos coros, la contralto y la orquesta aunque sin la participación de los violines. En esta escala del mundo y de la vida que representa Mahler en esta sinfonía empiezan a verse elementos celestiales que concluirán de manera plena en el sexto y último movimiento.

"Lo que me dice el amor" es  un magnífico colofón al derroche de música que es la tercera sinfonía de Mahler, un extensísimo adagio de una delicadeza exquisíta que nunca muere, que no quiere acabar ante tanta belleza. En ese movimiento se alcanza el éxtasis total, despues de haber conocido al mundo en todas sus vertientes la sinfonía nos eleva a las cotas más altas, representadas en el amor y nos deja disfrutar del paisaje único y eterno que es la creación de Dios. El final, con los redobles de percusíón es apoteósico y no se puede evitar la sensación de plenitud al terminar el último compás, más no se puede pedir, una auténtica obra maestra.

Por Caarte.