miércoles, 17 de noviembre de 2010

El concierto para violín de Beethoven

Ludwing van Beethoven es para muchos el músico más grande que jamás existió, solo Bach y Mozart osan hacerle competencia en tan inútil a la vez que socorrido título. Ello es debido principalmente a sus sonatas para piano, cuartetos de cuerda, conciertos para piano y sinfonías, en estos cuatro géneros el genio de Bonn desplega toda su maestría, destreza y grandeza. Tras él, la música cambió su función en la sociedad, dejó de ser la acompañante de reuniones de diversa índole para ser un Arte con mayúsculas, digno de admirar, expresión de los sentimientos humanos mas elevados, espejo de la naturaleza y reflejo de los nuevos vientos de libertad que trajo la revolución francesa primero y Napoleón Bonaparte después, del cual Beethoven era un ferviente admirador en un principio para mas adelante pasar a ser su mas grande decepción, una vez que aquel traicionó sus principios de libertad en favor de una ostentación del poder excesiva.
El concierto para violín no fue un género en el que se prodigó, de hecho solo escribió uno, y lo hizo como encargo del violinista mas afamado del momento, Franz Clement, músico que le ayudó mucho en la composición de su también única ópera Fidelio.
En su primer movimiento, un Allegro ma non troppo, ya vislumbramos que estamos ante una obra inmensa, de las que pasan a la posteridad, el comienzo orquestal está protagonizado por un tema que se repetirá a lo largo del movimiento y que es muy genuino de Beethoven, golpes secos que tejen una melodía poderosa, trágica a la vez que bella, una vez entra en escena el violín solista la riqueza ornamental es inagotable y el baile que realiza con la orquesta a lo largo de los casi 25 minutos! le confieren la categoría de composición sinfónica.
El tradicional segundo movimiento lento es un Larguetto de una belleza inmensa donde el violín flota por encima del mar en calma que dibuja el resto de la orquesta.
Sin pausa entre un movimiento y otro (al igual que en el concierto para piano nº5) comienza el tercer movimiento, donde regresa la fuerza con un tema muy impetuoso a la vez que agradable de escuchar, que no abandona en todo el movimiento, este da paso al alegre virtuosismo del violín y finalmente vuelve el poderío característico de una orquesta beethoviana para cerrar la obra.

por Caarte

Rondo, movimiento 3º

3 comentarios:

  1. Faltaban, sin duda. Corregido, espero que correctamente.
    Gracias por la colaboración.

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  2. Yo el jueves tengo que hacer un trabajo de Beethoven, poned más información sobre Beethoven.
    Chaooo

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